La colaboración público-privada (CPP) viene desempeñando en el actual contexto internacional un rol fundamental en la dotación y operación de infraestructuras y servicios públicos, que omplementa el rol asumido tradicionalmente por el Estado, y que pasa porque este último ejerza un papel eminentemente regulador y fiscalizador. Pese a la incomprensión que todavía despierta este esquema en amplios sectores de la población, es este es un vigoroso proceso, desencadenado en la década de los noventa y que, en mayor o menor medida, ha ido adquiriendo na importancia central no sólo algunos países europeos sino en prácticamente todo el orbe. No en vano, la CPP intenta conciliar el dinamismo del sector público (y la incesante demanda social de mayor stock de capital público en infraestructuras) con la expertise del sector privado; además de que favorece el diálogo en la selección de los sectores de inversión preferente y tiene un impacto muy benéfico en términos de contabilidad pública para las administraciones públicas, al transferir parte del riesgo al privado y manejar activos no públicos. Enllaç a l’article sencer.